El Escudo Episcopal llamado también Heráldica Eclesiástica, es un símbolo especial que identifica a los obispos. Es por eso que Mons. José Leopoldo González González, al ser electo como VII Obispo de la Diócesis de San Juan de los Lagos, ha creado un nuevo escudo que represente su pastorear en esta porción del pueblo de Dios.
A continuación describimos el significado de su heráldica.
En el corazón mismo del escudo se alza imponente una cruz latina en color oro. La razón primera, la misión fundamental, la meta última de todo cristiano y con mayor razón de todo el ser y quehacer de un obispo es llevar a todos hacia Cristo. Ya lo expresaba Benedicto XVI, “anunciar el Evangelio es el mayor servicio que podamos hacer al hombre”, y lo expresaban también los obispos reunidos en Aparecida: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (DA 29).
El campo del escudo está divido en dos partes iguales, cada uno teñido por dos esmaltes: el lado derecho de color azul (azur) y el lado izquierdo de color rojo (gules). El significado de los colores viene especificado por los elementos que podemos encontrar en ellos:
El esmalte rojo tiene por insignia una palma, ubicada en el cantón izquierdo inferior, indicando que nuestra Diócesis ha sido regada con la sangre de los mártires quienes fueron fieles a su fe hasta el derramamiento de su sangre. Esto es signo de orgullo y de compromiso de los fieles de estas tierras, que han de seguir testificando su fe en los nuevos contextos y culturas en las que se ha de anunciar el Evangelio dentro de la Diócesis y más allá de ella (Cfr. Mc 16,15).
El esmalte azul tiene por insignia el monograma de la Virgen María, ubicado en el cantón derecho inferior. Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, como madre y patrona de nuestra Diócesis ha bendecido y resguardado con su amor maternal esta porción del pueblo de Dios, abogando para que en sus hijos se siga engendrando a Cristo, a quien hemos de seguir fielmente haciendo “todo lo que Él les diga” (Jn 2, 5).
Dos insignias episcopales complementan el blasón:
En la parte superior, o timbre del escudo, se encuentra un capelo verde (sinople) propio de los obispos, del cual, se desprenden doce borlas distribuidas equitativamente en cada flanco.
Por otro lado, dejándose entrever por detrás del escudo, se asoma un báculo, símbolo del obispo que busca apacentar la grey que el Señor le ha confiado a ejemplo de Jesucristo Buen Pastor (Jn 10, 11-15).
Finalmente, colocado por debajo del blasón, está la divisa o lema episcopal, que trata de expresar como en una síntesis, la convicción más profunda del obispo: iustitia, pax et gaudium (justicia, paz y gozo). Dichas palabras, las encontramos en la Sagrada Escritura como una expresión de san Pablo: “El Reino de Dios… es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rm 14, 17) Esta es la misión más profunda del obispo, mensajero del Evangelio, que el Reino de Dios pueda con toda su fuerza florecer en cada ámbito de nuestra vida, con estos signos palpables: una paz que es fruto de la justicia, y un gozo que como prenda del Espíritu, lo inunde todo y lo renueve todo, por el hecho de haber encontrado y anunciado a Cristo.